“LAURA”, LA TEMERARIA

Parece no haber bastado una tragedia de la magnitud como la ocurrida la noche de San Juan en el apeadero de Renfe de Castelldefels Playa, en que murieron 13 personas atropelladas por un tren de largo recorrido cuando cruzaban las vías férreas, para que hayan – y hayamos- tomado conciencia de no sólo la necesidad sino también de la conveniencia y obligación de respetar las normas.

Hoy, en el mismo apeadero, han tenido que intervenir los Mossos d’Esquadra, alertados por dos agentes de seguridad privados, porque una joven de origen ruso, en el mismo punto de la desgracia del miércoles, ha atravesado las vías del tren en lugar de hacerlo por donde toca, por el paso subterráneo habilitado al efecto.

Cruzar las vías del tren en estas condiciones, y en cualesquiera, no sólo es peligroso, tanto que puede costar la vida, sino que está prohibido y, por lo tanto, debe ser una norma de sentido común que cada persona debe interiorizar y ejecutar sin excusa alguna.

La joven sorprendida esta mañana cruzando las vías del tren había llegado al apeadero en un tren de cercanías procedente de Barcelona. La muchacha ha eludido dirigirse al paso subteráneo, ha mirado a ambos lados de las vías y las ha cruzado entre las recriminaciones de los agentes de seguridad. Quizá, para fortuna de esta temeraria mujer, hoy circulaban pocos trenes por la huelga convocada por los trabajadores de Renfe.

Los agentes de seguridad privada han retenido a la mujer que, según informa El Periódico, se ha negado a identificarse – ha dicho llamarse Laura-, y por ello han sido alertados los Mossos d’Esquadra.

Laura, o como quiera que se llame, se ha excusado diciendo que llegaba tarde al trabajo. Quizá la supuesta Laura, y por suerte para ella, no habría llegado al trabajo, ni a ningún sitio, si, en ese momento, llega a circular un tren de largo recorrido. La joven también ha dicho que desconocía lo que ocurrió la noche de la verbena de San Juan. Le deberíamos preguntar a “Laura” si era necesario la muerte de 13 personas para que sea consciente, por su propia vida, de que lo que ha hecho hoy está mal, muy mal. 

“Laura” ha sido sancionada administrativamente. Pero, quizá debieran obligarla a llevar un cartel colgado durante un buen tiempo que dijera: “yo crucé las vías del tren de forma imprudente y temeraria, en el mismo punto en que el 23 de junio de 2010 murieron 13 personas atropelladas por un tren cuando hicieron lo mismo que yo”.

Más allá de la conmoción que nos ha causado la tragedia, el fatal accidente de la noche del miércoles ha generado un debate social:  ¿ imprudencia por parte de quienes cruzaron las vías en el aquel momento? o ¿solo imprudencia por parte de quienes cruzaron las vías en aquel momento?.

Las autoridades, desde las locales a las estatales, pasando por las autonómicas, así como los responsables de Renfe y Adif, apuntan a la imprudencia y recuerdan que el apeadero de Castelldefels playa, luego de muchas quejas vecinales y de usuarios, fue remodelado hace unos meses para hacerlo más amplio, cómodo y, sobre todo, seguro. El alcalde de Castelldefels lo ha repetido hoy. Lo ha hecho por activa y por pasiva: “nada justifica que se atraviesen las vías ferroviarias”. O dicho de otra manera: “cruzar las vías del tren, nada lo justifica”. Se puede decir más alto, gritando, vociferando, pero no más claro.

Un ejemplo de la peligrosidad de esta acción es que, por Castelldefels, circulan a diario más de 300 trenes, entre transportes de cercanías y de largo recorrido. Sin embargo, es habitual, según han dicho muchos de los usuarios de la línea, escenas de pasajeros cruzando las vías. 

Sin embargo, han surgido voces que excusan acciones como la del miércoles por la noche, repetida hoy y que, por desgracia, se suceden con demasiada frecuencia en estaciones o infraestructuras ferrovarias. Algunas de estas voces, en resumen, dicen que el país está mal acabado. Es decir, que los equipamientos públicos se pueden mejorar. Estamos de acuerdo con ello. 

No obstante, y ante una actitud que se repite con demasiada frecuencia, como lo es cruzar las vías del tren, no es admisible excusas como la aglomeración de personas, el desconocimiento de la existencia de un paso subterráneo, que llegamos tarde al trabajo o a la playa.

Se pueden aumentar – y se deben incrementar allí donde sea necesario-, las medidas de seguridad en momentos y días puntuales, y más en zonas de playa y en época estival, como ha dicho hoy el conseller de Obras Públicas de la Generalitat, Joaquim Nadal, pero ninguna de esas medidas ” es elevable al infinito”, como ha subrayado el propio conseller.

El “infinito” representaría, aunque no sería deseable, un policía en cada esquina, en cada kilómetro de carretera, en cada vía de tren… un policía detrás de cada uno de nosotros.